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El asesoramiento psicológico puede estar motivado por diferentes razones, siendo la más común la angustia psicológica.
En los adultos, el desarrollo del malestar psicológico puede tener como telón de fondo distintos problemas.
Desde síntomas discretos, como ansiedad o nerviosismo atípico, hasta depresión o desorganización psicológica.
En estos casos, el asesoramiento psicoterapéutico es una baza necesaria para preservar la salud y la calidad de vida.
Cuando se trata de terapia con niños, son los padres, cuidadores o profesores los que deben comprobar si el asesoramiento psicológico es adecuado.
Sin embargo, sus razones difieren de las de los adultos.
Los síntomas a los que debes prestar atención para realizar una primera visita de exploración a los niños son: comportamiento inusual (agresividad, conducta antisocial, encapsulamiento, entre otros), fracaso escolar constante o sensación de malestar duradero.
Es importante destacar que resolver ciertos problemas a una edad temprana evita que estos síntomas se conviertan en patologías más graves en el futuro.
Aunque la angustia psicológica es la razón más común para buscar asesoramiento psicoterapéutico, hay otras razones para elegirlo.
Pueden ser el resultado de situaciones adversas, como un duelo doloroso, una ruptura amorosa u otra situación de duelo menos tolerable.
Sin embargo, también puede ser el resultado del deseo de alguien de conocerse a sí mismo en mayor profundidad.
Cualquier persona, salvo algunas patologías concretas, rechaza el sufrimiento y, en cierta medida, puede sentirse tentada a buscar una cura rápida para este malestar asfixiante.
Hoy en día, e incluso en la antigüedad, existen miles de propuestas para conseguirlo.
Hay píldoras «milagrosas», videntes que dicen ser capaces de adivinar, terapeutas que se limitan a dar consejos, etc.
Pero nada de lo anterior funciona en la relación.
La terapia dinámica, o terapia de inspiración psicoanalítica, funciona en las relaciones porque sabe que nuestra estructura psíquica actual tiene su origen en antiguos patrones de relación.
En otras palabras, reproducimos patrones previamente aprendidos y, con el tiempo, interiorizados.
Estas construcciones relacionales pueden estar anticuadas y actualmente ya no satisfacen las necesidades de quienes buscan un cambio.
La experiencia de cambio personal hacia un mayor nivel de bienestar será sentida por el individuo en el desarrollo de la relación terapéutica.
El cambio se hace cambiando, sin artes mágicas.
Por el contrario, el objetivo es que el paciente/cliente sea más consciente de sí mismo para que, en última instancia, se independice de la propia terapia.
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(1) Llamada a la red móvil nacional
Sigmund es una marca registrada.
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